Las parafilias consisten en la presencia de frecuentes e intensas conductas o fantasías sexuales que implican objetos inanimados para lograr la excitación, o el sufrimiento y/o la humillación de uno mismo o de la pareja.
Existen muchas parafilias, las cuales pueden centrarse en numerosos objetos, situaciones, animales o personas. La excitación sexual de la persona depende de la utilización o presencia del foco en el que se centra dicho deseo. Una vez establecidos estos patrones de excitación sexual, por lo general en los últimos años de la infancia o al inicio de la pubertad, suelen perdurar durante toda la vida.
Sin embargo, cuando las conductas sexuales causan angustia o daño o alteran la capacidad de una persona para funcionar en sus actividades diarias, se consideran un trastorno parafílico. El malestar puede ser el resultado de las reacciones de la gente ante su comportamiento o del sentimiento de culpa por el hecho de hacer algo que resulta socialmente inaceptable.
Los trastornos parafílicos pueden perjudicar gravemente la capacidad de mantener una relación sexual recíprocamente afectuosa. Las parejas de las personas con un trastorno parafílico pueden sentirse como un objeto o como si no tuvieran importancia o no fueran necesarias en la relación sexual.
Los trastornos parafílicos más frecuentes son:
- Trastorno exhibicionista
- Trastorno pedófilo
- Trastorno travestista
- Trastorno voyeurista
- También son parafilias el trastorno de masoquismo sexual y el trastorno de sadismo sexual.
Algunas parafilias, como la pedofilia, son un delito. La mayoría de las personas con parafilias son hombres, y muchos tienen más de un tipo de parafilia. Algunos de ellos también presentan un trastorno grave de la personalidad, como un trastorno antisocial o un trastorno narcisista de la personalidad.
EXHIBICIONISMO.
El exhibicionismo consiste en la exposición de los genitales para excitarse sexualmente o en la existencia de un fuerte deseo de ser observado por otras personas durante la actividad sexual. El trastorno exhibicionista consiste en responder a los impulsos y fantasías exhibicionistas o estar angustiado o ser incapaz de funcionar normalmente a causa de esos impulsos y fantasías. La mayoría de los exhibicionistas no presentan trastorno exhibicionista.
Los exhibicionistas (por lo general de sexo masculino), exponen sus genitales a personas desconocidas y que están desprevenidas, obteniendo así excitación sexual. Pueden ser conscientes de su necesidad de sorprender, impactar o impresionar al observador. La víctima es casi siempre una mujer o un niño de uno u otro sexo. Casi nunca existe un intento posterior de mantener una actividad sexual con la persona extraña por parte del exhibicionista, de modo que raramente cometen violaciones.
La exposición de los genitales a desconocidos desprevenidos con el objeto de excitarse sexualmente es poco frecuente en las mujeres. Ellas cuentan con otros medios para exponerse, como vestir prendas provocativas (que se aceptan cada vez más como algo normal) mientras aparecen en diversos medios de comunicación y de entretenimiento. La participación en estos eventos, por sí sola, no tiene por qué constituir un trastorno de salud mental.
Para algunas personas, el exhibicionismo se expresa como un intenso deseo de que otras personas contemplen su actividad sexual. Estas personas desean ser vistas por gente que consienta en ello, más que exhibirse por sorpresa. Las personas que tienen esta forma de exhibicionismo pueden participar en películas pornográficas o en espectáculos para adultos. Este deseo casi nunca les origina malestar y por ello es menos probable que sufran un trastorno mental.
FETICHISMO
El fetichismo es el uso de un objeto físico (el fetiche) como la manera preferida de excitarse sexualmente. El trastorno fetichista se produce cuando la excitación sexual intensa y recurrente que surge por el uso de un objeto inanimado o por el hecho de tener una fijación en una parte del cuerpo no genital (por ejemplo, un pie) provoca un malestar significativo, afecta de forma importante al funcionamiento diario o perjudica o puede perjudicar a otra persona.
Las personas que tienen fetiches se pueden estimular y satisfacer sexualmente de varias maneras, como las siguientes: usando la ropa interior de otra persona, vistiéndose con ropa de látex o de cuero, agarrando, frotando u oliendo objetos, entre otros. La parafilia se considera travestismo cuando la excitación sexual ocurre principalmente gracias a vestir ropa del sexo opuesto en lugar de llevar la ropa que corresponde al sexo.
Puede que sin el fetiche no sean capaces de tener una adecuada funcionalidad sexual. El fetiche puede reemplazar la actividad habitual con la pareja sexual, o bien puede ser integrado en la actividad sexual si la pareja sexual lo acepta. La necesidad del fetiche puede llegar a ser tan intensa y compulsiva que absorbe la vida de la persona y la destruye. Pero en la mayoría de las personas que tienen un fetiche, su comportamiento no cumple los criterios para un trastorno porque no les causa una angustia significativa, no afecta a su funcionamiento diario ni perjudica a otras personas.
MASOQUISMO
El masoquismo sexual conforma actos en los que una persona experimenta excitación sexual al ser humillada, golpeada, atada o sometida a maltratos. El trastorno de masoquismo sexual es el que provoca un malestar significativo, que afecta sustancialmente al funcionamiento diario en donde los actos realizados pueden causar graves daños psicológicos o corporales, e incluso la muerte, como ocurre en la asfixia autoerótica.
La mayoría de las personas con tendencias masoquistas no sufren un trastorno de masoquismo sexual. En relaciones sexuales sanas es frecuente que exista un cierto juego de sadismo y masoquismo en las cuales las parejas a menudo lo buscan uno en el otro. Por ejemplo, el uso de pañuelos de seda para simular ataduras y las palmadas suaves durante la actividad sexual son prácticas comunes entre parejas que lo consienten, y no son consideradas prácticas sadomasoquistas.
La mayoría de los masoquistas interactúan con una pareja que da su consentimiento, que puede tener sadismo sexual (es decir, que experimenta excitación sexual al infligir sufrimiento físico o psicológico a otra persona). En estas relaciones, la humillación y las palizas son simples actuaciones, donde los participantes saben que es un juego y evitan cuidadosamente la humillación real o las lesiones.
VOYEURISMO
El voyeurismo consiste en obtener excitación sexual mientras se observa a alguien desprevenido que se está desvistiendo, que está desnudo o en plena actividad sexual. Los médicos diagnostican el trastorno voyeurista cuando las personas afectadas se sienten angustiadas o son menos capaces de funcionar bien debido a su comportamiento, o han actuado según sus impulsos con una persona que no ha dado su consentimiento. La mayoría de los voyeurs (mirones) no sufren un trastorno voyeurista.
Los voyeurs no buscan el contacto sexual con las personas observadas. Cuando observan a personas sin que estas consientan, pueden tener problemas legales. La sociedad a menudo contempla las formas leves de este comportamiento como algo dentro de la normalidad, siempre y cuando los implicados sean adultos que consienten en ello. La visualización de imágenes y espectáculos sexualmente explícitos, ahora ampliamente disponibles en privado en internet, no se considera voyeurismo, ya que carece del elemento de observación secreta, característica distintiva del voyeurismo.
El trastorno voyeurista es una de las parafilias más frecuentes y tiene una incidencia mucho mayor entre los varones. Cuando el voyeurismo es un trastorno, el voyeur pasa mucho tiempo buscando ocasiones para observar. Como resultado, pueden descuidar aspectos importantes de su vida y no cumplir con sus responsabilidades. El voyeurismo puede llegar a ser el método preferido de actividad sexual y el voyeur puede pasarse innumerables horas espiando.
En las relaciones y fantasías sexuales de adultos sanos es frecuente que exista cierto grado de variedad, lo que indica que algunas conductas sexuales de naturaleza poco frecuente, pero que no implican riesgo lesivo, pueden formar parte de una relación de afecto y amor, si ambas personas consienten en su práctica y son consideradas normales. Kineshub siempre está en pro de que lleves a cabo tus fantasías y gustos, para tu disfrute y gozo siempre sin dañarse a uno mismo ni a otros.